En sentido general, una estrella es
todo objeto astronómico que brilla con luz propia; mientras que en
términos más técnicos y precisos podría decirse que se trata de una
esfera de plasma que mantiene su forma gracias a un equilibrio
hidrostático de fuerzas. El equilibrio se produce esencialmente entre la
fuerza de gravedad, que empuja la materia hacia el centro de la
estrella, y la presión que ejerce el plasma hacia fuera, que, tal como
sucede en un gas, tiende a expandirlo. La presión hacia fuera depende de
la temperatura, que en un caso típico como el del Sol se mantiene con
la energía producida en el interior de la estrella. Este equilibrio
seguirá esencialmente igual en la medida de que la estrella mantenga el
mismo ritmo de producción energética. Sin embargo, como se explica más
adelante, este ritmo cambia a lo largo del tiempo, generando variaciones
en las propiedades físicas globales del astro que constituyen parte de
su evolución.
Generalidades
Estas
esferas de gas emiten tres formas de energía hacia el espacio, la
radiación electromagnética, los neutrinos y el viento estelar y esto es
lo que nos permite observar la apariencia de las estrellas en el cielo
nocturno como puntos luminosos y, en la gran mayoría de los casos,
titilantes.
Debido
a la gran distancia que suelen recorrer, las radiaciones estelares
llegan débiles a nuestro planeta, siendo susceptibles, en la gran
mayoría de los casos, a las distorsiones ópticas producidas por la
turbulencia y las diferencias de densidad de la atmósfera terrestre
(seeing). El Sol, al estar tan cerca, no se observa como un punto, sino
como un disco luminoso cuya presencia o ausencia en el cielo terrestre
provoca el día o la noche, respectivamente.
Descripción
Son
objetos de masas enormes comprendidas entre 0,081 y 120-2002 masas
solares (Msol). Los objetos de masa inferior se llaman enanas marrones
mientras que las estrellas de masa superior parecen no existir debido al
límite de Eddington. Su luminosidad también tiene un rango muy amplio
que abarca entre una diezmilésima parte y tres millones de veces la
luminosidad del Sol. El radio, la temperatura y la luminosidad de una
estrella se pueden relacionar mediante su aproximación a cuerpo negro
con la siguiente ecuación:
donde L es la luminosidad, \sigma la constante de Stefan-Boltzmann, R el radio y Te la temperatura efectiva.
Ciclo de vida
Mientras
las interacciones se producen en el núcleo, éstas sostienen el
equilibrio hidrostático del cuerpo y la estrella mantiene su apariencia
iridiscente predicha por Niels Bohr en la teoría de las órbitas
cuantificadas. Cuando parte de esas interacciones (la parte de la fusión
de materia) se prolonga en el tiempo, los átomos de sus partes más
externas comienzan a fusionarse. Esta región externa, al no estar
comprimida al mismo nivel que el núcleo, aumenta su diámetro. Llegado
cierto momento, dicho proceso se paraliza, para contraerse nuevamente
hasta el estado en el que los procesos de fusión más externos vuelven a
comenzar y nuevamente se produce un aumento del diámetro. Estas
interacciones producen índices de iridiscencia mucho menores, por lo que
la apariencia suele ser rojiza. En esta etapa el cuerpo entra en la
fase de colapso, en la cual las fuerzas en pugna —la gravedad y las
interacciones de fusión de las capas externas producen una constante
variación del diámetro, en la que acaban venciendo las fuerzas
gravitatorias cuando las capas más externas no tienen ya elementos que
fusionar.
Se puede decir que dicho
proceso de colapso finaliza en el momento en que la estrella no produce
fusiones de material, y dependiendo de su masa total, la fusión entrará
en un proceso degenerativo al colapsar por vencer a las fuerzas
descritas en el principio de exclusión de Pauli, produciéndose una
supernova.
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