Mercurio
La
sonda Mariner 10 demostró que Mercurio, contrariamente a lo que se
creía, tiene una atmósfera, muy tenue, constituida principalmente por
helio, con trazas de argón, sodio, potasio, oxígeno y neón.
La presión de la atmósfera parece ser sólo una cienmilésima parte de la presión atmosférica en la superficie de la Tierra.
La presión de la atmósfera parece ser sólo una cienmilésima parte de la presión atmosférica en la superficie de la Tierra.
Los átomos de esta atmósfera son muchas veces arrancados de la superficie del planeta por el viento solar.
Venus
Venus
posee una densa atmósfera. Su presión atmosférica equivale a 90
atmósferas terrestres (una presión equivalente a una profundidad de un
kilómetro bajo el nivel del mar en la Tierra). Está compuesta
principalmente por CO2 y una pequeña cantidad de monóxido de carbono,
nitrógeno, ácido sulfúrico, argón y partículas de azufre. La enorme
cantidad de CO2 de la atmósfera provoca un fuerte efecto invernadero que
eleva la temperatura de la superficie del planeta hasta cerca de 460
°C. Esto hace que Venus sea más caliente que Mercurio.
La
temperatura no varía de forma significativa entre el día y la noche. A
pesar de la lenta rotación de Venus, los vientos de la atmósfera
superior circunvalan el planeta en tan sólo cuatro días, alcanzando
velocidades de 360 km/h y distribuyendo eficazmente el calor. Además del
movimiento zonal de la atmósfera de oeste a este, hay un movimiento
vertical en forma de célula de Hadley que transporta el calor del
ecuador hasta las zonas polares e incluso a latitudes medias del lado no
iluminado del planeta.
La
radiación solar casi no alcanza la superficie del planeta. La densa
capa de nubes refleja al espacio la mayor parte de la luz del Sol y gran
parte de la luz que atraviesa las nubes es absorbida por la atmósfera.
Marte
La
atmósfera de Marte es muy tenue, con una presión superficial de sólo 7 a
9 hPa frente a los 1013 hPa de la atmósfera terrestre, es decir, una
centésima parte de la terrestre. La presión atmosférica varía
considerablemente con la altitud, desde casi 9 hPa en las depresiones
más profundas, hasta 1 hPa en la cima del Monte Olimpo. Está compuesta
fundamentalmente de dióxido de carbono (95,3%) con un 2,7% de nitrógeno,
un 1,6% de argón y trazas de oxígeno molecular (0,15%), monóxido de
carbono (0,07%) y vapor de agua (0,03%).
La atmósfera es lo
bastante densa como para albergar vientos y tormentas de polvo que, en
ocasiones, pueden abarcar el planeta entero durante meses. Este viento
es el responsable de la existencia de dunas de arena en los desiertos
marcianos. La bóveda celeste marciana es de un suave color rosa salmón
debido a la dispersión de la luz por los granos de polvo muy finos
procedentes del suelo ferruginoso. A diferencia de la Tierra, ninguna
capa de ozono bloquea la radiación ultravioleta. Hay nubes en mucha
menor cantidad que en la Tierra y son de vapor de agua o de dióxido de
carbono en latitudes polares.
La débil
atmósfera marciana produce un pequeño efecto invernadero que aumenta la
temperatura superficial unos 5 grados, mucho menos que lo observado en
Venus y en la Tierra, que tienen más gases de efecto invernadero y por
eso su temperatura es más cálida.
En las latitudes extremas, la condensación del dióxido de carbono forma nubes de cristales de nieve carbónica.
Júpiter
La
atmósfera de Júpiter se extiende hasta grandes profundidades, donde la
enorme presión comprime el hidrógeno molecular hasta que se transforma
en un líquido de carácter metálico a profundidades de unos 10.000 km.
Más abajo se sospecha la existencia de un núcleo rocoso formado
principalmente por materiales más densos.
En
la parte alta de la atmósfera se observa una circulación atmosférica
formada por bandas paralelas al ecuador, en la que puede encontrarse la
Gran Mancha Roja, que es una tormenta con más de 300 años de antigüedad.
Se
observan nubes de diferentes colores que refleja, que se forman a
distintas alturas y con diferentes composiciones. Júpiter tiene un
potente campo magnético que provoca auroras polares.
El planeta Urano cuenta con una gruesa atmósfera formada por una mezcla de hidrógeno, helio y metano, que puede representar hasta un 15% de la masa planetaria y que le da su color característico.
Saturno
La
atmósfera de Saturno posee bandas oscuras y zonas claras similares a
las de Júpiter, aunque la distinción entre ambas es mucho menos clara.
Hay fuertes vientos en la dirección de los paralelos. En las capas altas
se forman auroras por la interacción del campo magnético planetario con
el viento solar.
Urano
El planeta Urano cuenta con una gruesa atmósfera formada por una mezcla de hidrógeno, helio y metano, que puede representar hasta un 15% de la masa planetaria y que le da su color característico.
Neptuno
La
atmósfera de Neptuno está formada por hidrógeno, helio y un pequeño
porcentaje de gas metano, que le proporciona el color azul verdoso. Sus
partículas están levemente más separadas de lo que deberían estar por
causa de la temperatura, que es de -200 °C, semejante a la de Urano, que
está ubicado más cerca del Sol, por lo que se estima que tiene una
fuente interna de calor.
Plutón (Planeta enano)
Plutón
posee una atmósfera extremadamente tenue, formada por nitrógeno, metano
y monóxido de carbono, que se congela y colapsa (choca) sobre su
superficie a medida que el planeta se aleja del Sol. Es esta evaporación
y posterior congelamiento lo que causa las variaciones en el albedo del
planeta, detectadas por medio de fotómetros fotoeléctricos en la década
de 1950 (por Gerard Kuiper y otros). A medida que el planeta se
aproxima al Sol, los cambios se hacen menores. Los cambios de albedo se
repiten pero a la inversa a medida que el planeta se aleja del Sol rumbo
a su afelio.
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